10 abril 2012

Enemigos

- E iban matando a todos los judíos que encontraban a su paso, y se apoderaban de sus bienes. . . -¿Por qué a los judíos? –pregunté. Y Salvatore me respondió: -¿Por qué no? Entonces me explicó que toda la vida habían oído decir a los predicadores que los judíos eran los enemigos de la cristiandad y que acumulaban los bienes que a ellos les eran negados. Yo le pregunté si no eran los señores y los obispos quienes acumulaban esos bienes a través del diezmo, y si, por tanto, los pastorcillos no se equivocaban de enemigos. Me respondió que, cuando los verdaderos enemigos son demasiado fuertes, hay que buscarse otros enemigos más débiles. Pensé que por eso los simples reciben tal denominación. Sólo los poderosos saben siempre con toda claridad cuáles son sus verdaderos enemigos.

El nombre de la rosa,Umberto Eco

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