05 abril 2011

Asombroso

Tres horas después contemplaron cómo el Île-de-France se alejaba hacia la distancia plana y azul del mar abierto y el cielo. Qué asombroso, pensó Andras, que un buque de esas dimensiones empequeñeciera hasta adquirir el tamaño de una casita, y después de un coche, una mesa, un libro, un zapato, una nuez, un grano de arroz, un grano de arena. Qué asombroso que la cosa más voluminosa que había visto en su vida no lograra vencer el efecto reductor de la distancia, del olvido, quizá.

El puente invisible, Julie Orringer

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