18 diciembre 2010

Sueño

-Sí -asintió ella, y cerró los ojos-. Últimamente sueño mucho contigo, ¿sabes? ¿Tu también sueñas conmigo?
-Te tengo delante todos los días, no me hace ninguna falta soñar contigo.
Aki abrió los ojos en silencio. No había en ellos sombra de miedo o inquietud. Sólo rebosaban paz,como las aguas de un lago oculto en las profundidades de un espeso bosque. Y, con idéntica serenidad, me preguntó:
-¿Y si dejaras de tenerme delante?
No respondí. No podía. Esta posibilidad estaba fuera de los límites de mi imaginación.

Un grito de amor desde el centro del mundo, Kyoichi Katayama

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