14 diciembre 2010

Presencia

La semana pasada, en la ceremonia de ingreso en Bellas Artes, Evelio Estefanía, en su discurso de contestación, dedico unas palabras a tu madre: Una mujer -dijo- que, con su sola presencia, aligeraba la pesadumbre de vivir. Un juicio definitivo. Con frecuencia, me pregunto de dónde sacaba ella ese tacto para la convivencia, sus originales criterios sobre las cosas, su delicado gusto, su sensibilidad. Sus antepasados eran gente sencilla, inmigrantes del campo, con poca imaginación... ¿de quién aprendió entonces que una rosa en un florero puede ser más hermosa que un ramo de rosas o que la belleza podía esconderse en un viejo reloj de pared, destripado y lleno de libros?
El juicio de Evelio Estefanía era exacto: "su presencia aligeraba la pesadumbre de vivir."

Señora de rojo sobre fondo gris, Miguel Delibes

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